Tal vez muchas veces hemos escuchado con incredulidad que los ex (llámese - ex - novios, affaires, lo que sea...) han vuelto a ser amigos, así de la nada y muchas personas olímpicamente dicen que eso no existe. De pronto los hombres no son capaces de lidiar con una relación de real amistad, sin sexo sin besos y nada más que una amiga, con aquella mujer que ya tuvieron en sus brazos y a quien en algún momento vieron como su objeto de deseo. Y seguramente pase lo mismo con algunas mujeres, en cuyo caso podría decirse tienen alguna esperanza de que algo más suceda, y que lo que antes había entre ambos sirva el reinicio de algo nuevo y mucho mejor.
Yo realmente no sé como sea en las demás parejas, no sé como funciona aquello de terminar y nunca cerrar ciclos sin superar todas las situaciones aun después de la finalización de algo que se consideraba bueno. No sé cómo es dejar aparte a personas lindas, que me acompañaron por espacio de tiempo en mi vida, y luego echarlas al olvido como si nada hubiese pasado. No sé, mucho menos (afortunadamente sé poco) si el tener amistades con mi ex rollos sean armas de doble filo que en cualquier momento me traicionen en mi mente y jueguen con lo poco sensatos que son mis sentimientos.
Lo que sí sé, es que cada vez que supero ese estado que deja el duelo de saberse con una batalla más perdida pero tal vez toda una guerra por delante, es que a mis contrincantes prefiero dejarlos cerca. La amistad es más importante que cualquier otro tipo de relación que haya sobre la faz de la tierra y si se puede obtener y fortalecer ¿por qué no hacerlo? ese es mi punto de vista.
Muchas cosas pueden ser inicialmente difíciles para fomentar una amistad, pero sin dejar de lado las diferentes etapas del duelo, posteriormente las cosas pueden facilitarse cuando a pesar de todo sigues contando con esa persona, en las buenas y en las malas. Cuando simplemente esperas un abrazo y es ella quien te lo da, sin pedir nada a cambio, sin esperar más que un abrazo mismo cuando ella lo necesite.
Sí, tal vez suene a confesión, soy amiga de mis ex y orgullosa de serlo, tranquila y serenamente como cuando aprendo de los errores que he cometido y de los que cometió el otro, que antes solía compartir su vida desde otro sentido conmigo.